Eterna sonrisa
Cuenta un sabio, que un duende enojón,
triste, insípido, encerrado vivía,
aunque a él, la vida le sonreía,
siempre enojado, estaba el simplón.
Un día de pronto un lindo rostro vio,
y al mirar, su eterna sonrisa,
ojos brillantes, que todo suaviza,
también sin darse cuenta, sin creerlo sonrío.
Y es que cuando una mujer se ríe,
es casi imposible que no desvaríe,
del hombre sano, mente o corazón.
Pues Dios en la femenina sonrisa,
nos regaló, del sentir esa brisa,
que nos cura y alegra, la razón.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
No comments:
Post a Comment