Tu piel de luz
El día brillaba orgulloso, pleno,
nada anunciaba algún suceso extraño,
otro día más, como el de cualquier año,
parecía moría apacible, sereno,
de pronto, rudamente y sin avisar,
se estremeció toda la gran pradera,
con unos ojos, que por ser quimera,
sin remedio tuve yo, que admirar.
La piel era de luz, negra cabellera,
una mirada fuerte, larga y profunda,
de esas que la pasión desenfunda,
como una hábil, y sutil pistolera,
caballero indefenso me quedé,
ante tanta belleza, tanta quietud,
hacia otro lado, con descuido miré,
porque tu piel era… ella era de luz.
Me sentí mísero, tan desgraciado,
no tuve, el infame atrevimiento,
de decir todo, todo lo que siento,
como cualquier hombre enamorado,
partí solo, comido por aquella hiel,
del humano, cobarde, sin voluntad,
adolorido sin mirar atrás,
porque detrás estaba… la luz de tu piel.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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