Se fue de ti, el calor humano,
quedó en su lugar la soledad,
para caricias, no hubo manos,
se las llevó, el inmenso mar.
Tristes los ojos, con su mirada,
una vez recordaron aquel amar,
como olvidarlo si en la alborada,
no están sus besos, ni suspirar.
Mirando lejos, en lontananza,
llegó la brisa de aquellos tiempos,
quisieras tener otra esperanza,
pero se la llevó, el mismo viento.
¿Que queda ahora amiga mía?
¿Qué vamos ahora a esperar?
Es simple, el perdón, la amnistía,
para olvidar, aquel soñar.
Ahora libre, podrás hacer,
de esta experiencia una lección,
y no dejar más, a tu corazón,
indefenso, ante el querer.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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