Horizonte de piel
Tus ojos brillaban como estrellas,
tu sentir estaba a flor de piel,
el deseo dominó las querellas,
y todo fue lindo, salio bien.
Tus manos como mariposas,
volaron en un réquiem,
por la rosa primorosa,
por el sexo del edén.
Tus ojos no se cerraron,
fijos en los míos por Dios,
nuestras sangres se agolparon,
y al recato dijimos adiós.
Desencadenada la furia,
de tu intenso huracán,
tus vientos trajeron lluvia,
pero yo traje un volcán.
Y luego en la tranquilidad,
donde ya no había hiel,
miré hasta la saciedad,
tu lindo horizonte de piel.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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