La cara del Amor
Hoy caminaba perdido,
buscando no se que cosa,
quizás un tibio abrigo,
quizás la belleza de una rosa,
de pronto tropecé contigo,
mujer, mujer hermosa.
Tartamudeó mi lengua,
y en un esfuerzo supremo,
ese que la voluntad mengua,
por ser aquel tan extremo,
pensé, no saludo porque tenga,
saludo porque yo quiero.
Estremeció mi cuerpo entero,
con una fiebre conocida,
mi alma como un cantero,
se llenó de rosas nacidas,
como ese viejo florero,
sintió mi alma desvalida.
Tu sonrisa primorosa,
hola me respondió,
con esa frescura preciosa,
que te regaló mi Dios,
y me di cuenta de una cosa,
eras… eras la cara del amor.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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