Negra cabellera
La tarde estaba vestida,
de un azul lindo de mar,
olas blancas, que en la arena,
con frecuencia medida,
como embrujada sirena,
iba a regalar su cantar.
Allí en paisaje de primavera,
el viento intentaba jugar,
con una hermosa cabellera,
negra como granos de cafetal,
larga como las quimeras,
que no piensan al hablar.
Váyase feliz a la abadía,
mujer de bello peinar,
deje que con osadía,
allí le puedan acomodar,
ese pelo, que asombra al día,
e inspirado mi versar.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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