Fácil de querer.
Cuanto esperé para tener,
a ese ser lindo y especial,
una mujer fácil de querer,
para ponerla en un sitial,
con toda mi fuerza y poder,
también su belleza ideal.
Siempre desde joven la conocí,
ella… ella vivía en mis sueños,
desde muy joven, yo la percibí,
y desde siempre, quise ser su dueño,
conocía aquella, su mirada que vi,
en un cuadro, de una casa de empeño.
Hoy vi su retrato, hermoso,
no era el de la casa de empeño,
era mujer de pelo tumultuoso,
que al parecer andaba sin dueño,
con aquel mirar oscuro, precioso,
como la que había visto, en mi sueño.
La llamé, le hablé de amores,
le dije solo que me gustaba,
como ese ramo de flores,
que en su puerta yo le dejaba,
ella… ella alejó mis temores,
porque amarse, ella se dejaba.
Fue tan fácil, tan fácil quererla,
en su cuerpo, olvidé resquemores,
olvidé todo, todo para poseerla,
viajé por el cielo en aviones,
y a la misma nieve, fui yo a verla,
porque amé, amé sus emociones.
Y hoy esa mujer es mía, y de pasiones,
están llenos, muy llenos, nuestros corazones.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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