Tormenta de fuego
Rodeada del bello y brillante fulgor,
que regala el deseo inquieto,
las ganas de amar, llenas de ardor,
furgón de pasión, todo repleto,
esperaste llegara el sonido tenor,
de la noche, oscuro todo completo,
Penó mi alma al verte desnuda,
como el colibrí, que se acerca al lirio,
tu piel sensual, mi boca dejó muda,
mis ojos abiertos, recibieron colirio,
mi alma brincó, alerta y zancuda,
en un sexual y quejoso delirio.
Te rodee de llamas, te besé los labios,
busqué profundo, el deseo lleno,
como hombre maduro, en amar sabio,
llené tu cuerpo, de amor pleno,
me hice tu dueño, tú único usuario,
te robé sin piedad, el calor de tu seno.
Hoy feliz y salvaje, te dejas querer,
con esa confianza, de amor ciego,
huyes hacia el sentir de mujer,
buscas la chispa, huyes del riego,
no quieres tener más, un frío deber,
hallaste en mí, tu tormenta de fuego.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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