Pagoda de amor
Déjame mirarte
toda, déjame
déjame, admirar
tus curvas,
esas que por
momento enturbian,
mis deseos, mis
ansias de amarte;
déjame tocarte,
déjame adorarte,
con esta mirada
insolente,
que te desviste
hasta la mente,
y con el mismo
corazón,
te hago… te hago
el amor
hasta quedar inconscientes.
Déjame bajar por
tú espalda,
siguiendo el hilo
divino,
que crea el
desatino,
de un deseo que
escalda;
dime ¿que me
falta?
para lograr tú
querer,
dímelo, dímelo
mujer,
para poder
tomarme el vino,
de tú sexo,
ardiente, divino,
y robarme tú
querer.
Déjame mirarte
toda,
déjame admirar
tus curvas,
las derechas, y
las zurdas,
déjame regalarte
una oda,
te llevaré a la
pagoda,
del deseo, y el
placer,
y solos los dos
mujer,
disfrutaremos del
amar,
hasta nuestros
cuerpos agotar,
y luego, volverlo…volverlo
a hacer.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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