Madrugada pasional
Plaza desierta,
era madrugada,
la parranda ya había
terminado,
solo tú, y yo muy
apretados,
en un banco, tus
manos acariciaba;
con ese tierno,
delito intenso,
ese que regala el
amor,
ese que enciende
el calor,
que calienta el
universo.
Mirándonos a los
ojos sin cesar,
se fueron
acercando nuestros labios,
hasta tocar al
fin, el agravio,
que crea un beso
al comenzar,
nuestras bocas
como un imán,
no podían
despegarse,
tus ojos
brillaron un instante,
para cerrarse en
tu tierno besar.
¿Como poderte
olvidar?
Tu respiración
agitada,
tus manos a las
mías atadas,
en un calambre
natural;
el silencio no
ayudaba,
se escuchaban tus
quejidos,
los sonidos, y
suspiros,
en aquella
madrugada.
Aquel pasional
encuentro,
creó una
encrucijada,
vivir con la
mujer amada,
o regresar de
nuevo al comienzo;
yo… yo me quedé
contigo,
partí de aquel
otro seno,
fuiste de amor el
veneno,
de mi vivir,
hermoso castigo.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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