Amor al tacto
Es tu cuerpo desnudo
una ilusión del amor,
que
hacen mis manos
suaves
como algodón;
a mi toque un temblor
de unas montañas erguidas,
se
llenaron de color
desde la
base a la cima.
Tus ojos cerrados
tu boca entreabierta,
tu vientre tembloroso
una
belleza despierta;
todo tan maravilloso
había
tanto esplendor,
porque era dichoso
con la
diosa del amor.
Tu piel tersa brillaba
a través
del sudor,
como perlas divinas
regaladas por Dios;
porque tu vida mía
en las cosas del amor,
eres tan
suave y tierna,
tierna como una flor.
Fin
Autor:
José Prado
Derechos
reservados por el autor
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