Son las dos de la mañana.
Son las dos de la mañana
y mi mente no descansa,
pensando en tu piel lozana
caminando por mí casa.
En mi musa inusual
quedas grabada y bella,
como el lento titilar
de una cansada estrella.
Añoro recorrer tu cuerpo
de amor dejarlo inerte,
para en éxtasis y deseo
con amor desvanecerte.
Son las dos de la mañana
no queda ya en mi mente,
un solo pensamiento
que me mantenga consciente.
Tu cabellera hermosa
tus ojos sin igual,
tus caderas preciosas
me hacen suspirar.
Porque solo imaginar
que un día seas mía,
solo puedo contigo soñar
en la noche o en el día.
Fin
Autor: José Prado
Son las dos de la mañana
y mi mente no descansa,
pensando en tu piel lozana
caminando por mí casa.
En mi musa inusual
quedas grabada y bella,
como el lento titilar
de una cansada estrella.
Añoro recorrer tu cuerpo
de amor dejarlo inerte,
para en éxtasis y deseo
con amor desvanecerte.
Son las dos de la mañana
no queda ya en mi mente,
un solo pensamiento
que me mantenga consciente.
Tu cabellera hermosa
tus ojos sin igual,
tus caderas preciosas
me hacen suspirar.
Porque solo imaginar
que un día seas mía,
solo puedo contigo soñar
en la noche o en el día.
Fin
Autor: José Prado
Derechos
reservados por el autor.
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