Gracias a Dios.
Si una vez la soledad,
con dolor llenó mi noche,
si no había felicidad,
que tocara a mi porche.
Si una vez renegué de mi vida,
cuando
vagaba por el mundo,
como un perro callejero,
mendigo,
y vagabundo.
Hoy doy gracias a Dios,
que me
dio la fortaleza,
para resistir la soledad,
en mi naturaleza.
Hoy pasados esos tiempos,
olvidado
el desamor,
sin odios ni rencores,
y lleno de perdón.
Levanto mi cabeza,
y doy gracias al señor,
porque
de nuevo siento,
dentro
de mi el amor.
Autor: José
Prado
@Derechos
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