Ardiente momento de amor
Joven mujer, sentía tu aroma,
aunque estas, estas tan lejos,
era como vivir el reflejo,
que por un lente se asoma,
veo ahí, tu vientre hermoso,
tu piel suave, de seda,
un cuadro tan grandioso,
que en mi memoria se queda.
Tus manos recorren tu piel,
desde montañas, a llanos,
en mi boca sabor de hiel,
deseando fueran mis manos,
tu rostro reflejaba el placer,
y al recostarte hacia atrás,
un largo, y tenue suspirar,
acabó tu ardiente padecer.
Tu pelo estaba mojado,
con ese… ese tono natural,
¿Qué no diera yo por amar?
Si la veo en todos lados,
como olvidar el vibrar,
que llegó de tu interior,
si fui testigo del ardor,
de un momento sin igual.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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