Tormenta asesina.
Tu cuerpo desnudo, limpio de telas,
unión de ramas, de tupido abedul,
captura el olor, de la brisa tempranera,
aroma de hembra, claro vestido de tul,
ya no hay sueño, se acabó pues desvela,
el mismo sol, con su tibio rayo de luz.
La noche fue larga, como la espera,
llena ella, de caricias, de te quiero,
de pasión, lujuria de primavera,
cuerpo con cuerpo, llenos de anhelo,
cayose la tunica, traicionera,
excitado hombre, de amor carcelero.
Rompo aquella tunica, veo tu carne,
mujer hermosa, de pasiones llenas,
con solo tú, en mi cuello respirarme,
erizado todo, mi piel da pena,
de pensar impuro, al provocarme,
penetrado amor, se desencadena.
Luego al levantar, deshecho ropaje,
miro tu espalda, sus curvas divinas,
sin quererlo me llevas a otro viaje,
de amor intenso, porque me adivinas,
enamorado y erecto el andamiaje,
listo, para tu tormenta asesina.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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