de una flor adorada.
Se convirtió en mi sueño,
todo tu alrededor,
en un jardín hermoso,
y el centro, ese era tu amor.
Mire tu tranquilo dormir,
tu cara de Diosa,
y me hallé sentado,
en una cama de rosas.
Todo suave, y oloroso,
como pétalos de flor,
y tu cuerpo precioso,
tenia de una rosa el color.
Te fundías en tu entorno,
y solo tus ojos se veían,
cerrados, y tranquilos,
como esta poesía.
Pues para mí siempre serás,
la mujer primorosa,
que en mis sueños dormirá,
siempre, en cama de rosas.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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