Al fin ajeno
Miraba atardecer, buscando una esperanza,
con el deseo ardiente, por la soledad lleno,
mis brazos vacíos, buscaban pura bonanza,
calor de una piel, junto a mi tierno amor pleno.
Parece tan compleja, dura adivinanza,
por mis ardores, yo solo pendiente peno,
un ser también hermoso, busco en añoranza,
que me haga vivir al fin, aquel tiempo ameno.
De pronto allí nació, la luz clara, compleja,
tu cuerpo de mujer, con curvas me refleja,
el brillo que candente, cubre mi terreno.
Partió mi pensamiento, todo anonadado,
por tu ser, yo estaba intrigado, enamorado,
sentí que todo fue para mí, al fin ajeno.
Autor: José Prado
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