Estrambote al infiel.
Espero, le dijo una dama hermosa,
buscando la excusa para conversar,
sabiendo él, que a nada habría de llegar,
aunque era ella una delicada rosa.
Estaba él loco por aquel dialogar,
su alma de hombre estaba tan orgullosa,
pero tenía una mujer muy celosa,
que con la escoba le podía pegar.
Huyó inteligente aquel mandilón,
que paradoja pagana, esta de él,
el hombre infiel, no es fuerte es más bien cobarde.
Corre siempre, aquel hombre manganzón,
que piensa que es dueño de todo pastel,
para huir corriendo, cuando su cuarto arde.
¡Ay hombre no vayas tarde!
si amas no engañes, no vale la pena,
disfrute con su mujer, la verbena.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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