Amor adictivo

Que lastima de amor
si quedara en el olvido,
allí donde se guarda
un corazón herido.
sabiendo de memoria
que vas a hacer después,
para que desesperarse
si volverás otra vez.

Porque el amor es adicción
y por mucho que luchemos,
siempre vence el corazón
tan débil que tenemos.
pues tomando sereno
tu tan tardía reacción,
mis besos son veneno
para tu impulsiva razón.

Pues despiertan tu alma
y a través de todo tu ser,
sientes pierdes la calma
para volver a ser mujer;
y tu ternura se empalma
a un deseo muy activo,
de ardor y sexo en la cama
pues mi amor es adictivo.

Autor: Jose Prado
@Derechos reservados por el autor

Dame un día de esos

Si tú pudieras corazón
si tú pudieras, apretar tus labios.
entrar en mi razón
aunque no me vieras;
solo escuchando mi pensamiento
que es puro como ese amor,
que es traído por el viento
y que palpita en mi Corazón.

Si entendieras corazón
si me entendieras,
que el amor no se pregona
con simples palabras;
que nunca cierra las puertas,
sin que luego las abra,
que nunca deja al alma muerta
aunque tenga rabia.

Si en fin yo caminara
el camino de tu cuerpo,
para quedarme sentado allí
todo mi tiempo;
si tú pudieras corazón
regalarme tus besos,
entenderías la razón
que necesita… un día de esos.

Fin

Autor: José Prado
Derechos reservados por el autor

Amor ilegal

Amor ilegal

Es noche cerrada, oscura noche,

luna nueva que no alumbra,

noche hecha para el amor

secreto en penumbras.

Espero a que aparezcas

como aparece el astro sol,

sin aviso con las luces,

que lo llenan de esplendor.

De pronto el sonido,

de tus pisadas furtivas,

que se acercan veloces

con rapidez lasciva.

Tu rostro entre las sombras

es como un rayo de luz,

tu tez blanca es el reflejo

de tu ardiente juventud.

Nos abrazamos y besamos,

con ese ardor pasional,

que solo tienen los amantes

de un amor ilegal.

Te despojo de la ropa,

que estorba para amar,

en esta noche cerrada,

a nuestro amor ilegal.

Y sin recato ni permiso,

penetro tu ser,

mirando tus ojos de luna,

en tu cuerpo de mujer.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

Recuerdo y realidad

Recuerdo y realidad.

Hoy me recordé de ti

y no se me estrujo el pecho,

no vibro algo en mí

ni me sentí deshecho.

Hoy frente a la ventana

donde alguna vez te bese,

recordé los jóvenes momentos

y no me temblaron los pies.

Hoy recordé tu amor

y me di cuenta sin saber,

que sentía todo lo mismo,

pero por otra mujer.

Ya no estabas en mi corazón,

y me sentí que libertad gozaba,

pues no sentí en mi pecho

la opresión que antes llevaba.

De nuevo sentí vigor 

olvide lo que pensé vejez,

y use toda mi experiencia

para no fallar otra vez.

Y al ver el rostro pleno

de quien ahora es mi mujer,

me reí para mis adentros

porque soy feliz otra vez.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

Torrente de amor

Aguas en torrentes

bajan de sus ríos ocultos,

bajo una tierra de piel

que cubre tu mundo.

Yo navegante experto no peleo

me dejo llevar por ella,

esa agua cristalina

que nuestra pasión se lleva.

Aguas de amor constante

que brotan sin esfuerzo,

que llevan a tu navegante

a un placer inmenso.

Rugido de catarata

rompiente en la roca,

ese… ese es el sonido

que de tus labios brota.

Cuando tu torrente

llega a su lago final,

y se amansa la corriente

que nos hizo suspirar.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

Por una vez

Por una vez

Una noche, una mirada,

un sentimiento, un beso,

una estrella, una tonada,

una caricia, un embeleso,

en la alborada,

una noche completa,

con la mujer amada

de amor repleta.

Una confesión de amor,

una sonrisa velada,

una mirada soñolienta,

y sentirte enamorada,

una respiración en mi pecho,

tú saliva en mi almohada,

cuanto daría por eso

mujer de mis mañanas.

Todo por una tarde de lluvia,

en mi terraza mojada,

cuerpos desnudos,

y nuestras almas desesperadas;

piel con piel,

boca con boca,

alma con alma,

duro como la roca.

Cuanto daría por una vez

de nuevo a tu lado,

sentir tu tez

tu cuerpo a mi lado;

fenecer de amor en tus brazos

y de nuevo por una vez,

dejarme llevar al cielo

con tu amor de mujer.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

Roja nuestro color

Rojo nuestro color

Mis ojos deslumbrados,

con los destellos de tu amor,

han quedado asombrados,

por tu inusitada pasión,

eres como esa flor delicada,

que puede tener cualquier color,

pero todos saben que eres rosa,

por tus espinas, y tu color.

Yo te prefiero rosa roja,

porque roja es mi pasión,

porque roja es mi sangre,

y amante es mi canción;

roja es, al amanecer la sierra;

rojo entero es mi corazón,

pues es el color que ilumina,

tus momentos y mi ilusión.

Recostada en cama cubierta,

de pétalos de rojas rosas,

tu piel blanca resplandece,

de una forma primorosa,

se ilumina mi habitación,

de toda tú, el espacio queda,

saturado de tu olor a hembra,

que es el olor de la entrega.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Mujer trigueña.

Eres bella y hermosa,

y sabes que me gustas,

pero oyes demasiado,

y eso me disgusta.

No prestes atención

a tanto desatino,

 todo lo que en ti veo,

es para mi divino.

Las palabras alegran,

el deseo me excita,

y tu boca mi amor

mis versos recita.

Por eso mujer trigueña,

sale conmigo un día,

deja que beba tu amor,

y mi corazón sonría.

Creeme que secreto,

 será este nuestro día,

 no importa a que hora sea

habrá calor de mediodía.

Fin

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

09/06/08

Madre buena

Madre buena

Un dolor arranca de tu alma,

alma de mujer y madre,

el divino tesoro que por casi

casi nueve meses llevaste.

Un grito de corazón

herido llora por la ausencia,

de un bebe no nacido

que estaba lleno de inocencia.

Por tanto sufrimiento

desespera tu sentir,

pues ahora tienes miedo

de volver a vivir.

Pero mira al horizonte,

y vuelve a ser mujer,

que no es más negra la noche

que antes de amanecer.

Nuevos frutos de tu vientre

te harán sentir madre buena,

y siempre en tu corazón

allí… llevaras a tu nena.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor 

Para decir verdad vida mía

Para decir verdad vida mía.

Para decir verdad vida mía,

 estoy eternamente endeudado,

y si lejos estamos algún día,

 no olvides cuanto te he amado.

Que no te falte la memoria de un beso,

 ni el recuerdo de un abrazo,

que te llenó de embelesos,

 y también sostuvo tu brazo.

Para decir verdad vida mía,

 no se como llegaste a mi,

pero llenaste mi alcancía,

 de amor con sabor a ti.

Por eso estoy agradecido,

por tus ganas de vivir,

que me llenaron de alegría,

 y de ganas de sentir.

Por devolverme un te quiero,

 una caricia, y la ilusión,

y de paso me curaste,

 mi herido corazón.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor
USA

Desprecio, un sentimiento dolido.

Desprecio, un sentimiento dolido.

Sabes, cuando oía tu voz

sentía dicha, sentía placer,

era como el tierno calor

de un lindo amanecer;

era como poder ver

el vuelo de una mariposa,

sentir el aroma de un amanecer

o admirar a una rosa.

Sabes, hoy sentí tu desprecio

fue un sentimiento dolido,

porque por desconocido

no conocía su precio;

entonces perdí por ti el aprecio

sentí aburrimiento y cansancio,

fue como el sabor rancio

de un aceite muy barato.

Sentí tu voz áspera

fue como un duro puñal,

que penetra desde afuera

hasta la espina dorsal,

fue como si el rosal

que siempre estaba en su esquina,

 ya no tuviera mas rosas,

ahora solo tuviera espinas.

Fue un sentimiento dolido

al que llamo desprecio,

resulta de lo que he perdido

quizás por ser necio,

porque sabes, tu desprecio

que nació del corazón,

aunque lo cubras, y lo tapes,

nunca recibirá mi perdón.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

12/28/06

Soy quien soy

Soy quien soy

Mujeres rodearon mi vida

ellas moldearon mi pensar,

todas lindas aportaron

a mi manera de amar.

Soy dulce, dicen tierno

pero caballero muy audaz,

porque lucho cuando quiero

a una dama conquistar.

No te esfuerces ni te enojes

si complaces mi soñar,

no cometo los errores

que otros hacen al amar.

No exaspero, tengo paciencia

se que tengo que esperar,

para obtener la respuesta

de quien quiero enamorar.

A una dama muy educada

amor duro has de dar,

y si no tan educada

como dama has de tratar.

Darle lo que no conocen

es el secreto mordaz,

de hacer feliz a tu dama

complacer y nada más.

Eso explica mi vida

y el camino por donde voy,

amo y quiero sin medida,

porque soy…. Soy quien soy.

Autor: José Prado

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Haciendo el amor

Haciendo el amor

No se si has querido,
si conoces del amor,
de un amor salvaje,
pero lleno de ilusión.

De gritos y quejido,
de susurro y suspiro,
que cuando han querido,
te han dejado sin respiro.

No se si has querido,
que te arranquen el vientre,
yo no se si han podido,
de amor enloquecerte.

Pero no te extrañes mi vida,
si al yo hacerte el amor,
en mi te quedas rendida,
de sueños y de ilusión.

Serás la flor, que en un arrebato,
por el viento se deja arrollar,
y luego renace, y se debate,
como tú, entre sufrir y soñar.

Autor: José Prado
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USA

Una vez tuve un sueño

Una vez tuve un sueño

Una vez soñé primavera,

siempre llena de colores,

con una mujer buena,

llenándome de amores.

Soñé flores, mariposas,

lagos, montañas, y mares,

jardines llenos de rosas,

sabanas blancas, y animales.

Bello sueño hubiera sido,

si no fuera que al despertar,

tú ya te habías ido,

en busca de libertad.

Libertad que añorabas,

desde que me dejaste de amar,

despreciaste mi alma, mi vida,

hasta mi sueño, y mi respirar.

Por eso ya no vivo de sueños,

y olvidé también como suspirar,

porque creo no puedo…

no puedo, aquello olvidar.

Autor: José Prado

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Tan cerca, y tan lejos

Tan cerca, y tan lejos

Tantos años juntos,

viviendo experiencias,

extrañas vivencias

que hoy han pasado;

tiempo de mi vida borrado,

el que pasé junto a ti,

sobrio, limpio, enamorado,

duro, muy duro para mí.

Vivimos tan cerca

ambos, el uno del otro,

como la yegua, a su potro,

como el árbol a la hiedra;

y ahora recordando,

solo por puro reflejo,

a pesar de que parecías cerca,

te hallabas muy lejos.

Y yo hombre sencillo,

te amé, te tuve paciencia,

camine por aquel trillo,

de la fútil inocencia;

para al final del camino,

por tu alma tan terca,

entender que estabas muy lejos,

a pesar, a pesar de estar cerca.

Autor: José Prado

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Mujer de invierno

Mujer de invierno

Tu cara se sonroja,

con bellos pómulos de fresa,

bajo la suave nieve,

hasta que el día amanezca;

tú, flor tropical de floresta,

trasplantada a otro lugar,

donde el calor de tus días

se ausenta al despertar.

Mujer ahora en frío invierno

que abandonaste tu casa,

como lo hace el rápido,

vuelo de una torcaza;

viajaste lejos a cimentar,

en otro lugar tú destino,

y allí pusiste nuevas raíces,

buscando un nuevo camino.

Cambiaste tu tropical vivir,

Flor con nuevo nombre,

bajo el blanco y frío invierno

¿Dónde hallaras a tu hombre?

Si tú eres flor tropical,

si tu carácter es tierno,

¿Por qué estas en ese lugar?

Bella mujer de invierno.

Autor: José Prado

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A corazon abierto

A corazón abierto

A corazón abierto corazón

te hablare sin temores,

te diré la ilusión

que llena mis emociones.

Te diré que me mueve

al mirar tus bellos ojos,

que retiene mi querer

mis deseos y antojos.

Es un sentir marcado

por mi naturaleza,

que calienta mi piel

 mis deseos, y mi cabeza.

A corazón abierto te diré,

que espero tus momentos,

no se como ni porque,

como si los trajera el viento.

Te siento en mi cuerpo,

tu cabellera enredada,

en un abrazo de amor

en mi cuerpo incrustada.

Como si en mi pecho

duro como una piedra,

estuvieras incrustada,

como lo hace una hiedra.

Autor: José Prado

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Ladrona de amor

Ladrona de amor

De los mares te robaste,

del agua su color,

alumbrando el romance,

de tu mirada de amor;

de la Luna la claridad,

fresca te llevaste,

esa que mi alma refresca,

y tiene loca de remate.

Del sol tomaste,

el calor de su pasión,

que arrebata mis sentidos,

llenándome de emoción;

de la tierra tu cuerpo,

denso, fuerte, fiero,

como un dormido volcán,

que despierta justiciero.

Ladrona mujer que dejas,

convicto tu corazón,

por robarte la belleza,

la luz, la pasión,

el color de los mares,

mi mente y corazón,

por eso te he apresado,

ladrona de mi amor.

Autor: José Prado

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Muerte del poeta

Al fin encontré

Al fin encontré

Lagrimas de sangre llore
por tus palabras de amor,
calce mis sueños
porque me dolió el corazón;
no supe la razón
de no conocer la sensibilidad,
y me di cuenta no hubo candor
ni tuve un amor de verdad.

Quizás alguna vez
alguien me quiso de primera,
y yo joven al fin
no aprecie a la primavera;
como castigo a mi ceguera
nunca más tuve dulzura,
esa que Dios al fin me concedió
con tu amor, y ternura.

Ya no solo es placer
lo que en mi vida buscare,
pues contigo mujer
mi amargura olvide;
ahora espero el momento
de que duermas en mi almohada,
no solo en mi pensamiento,
sino junto a mí en la alborada.

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor.

Hasta que Dios nos separe

Hasta que Dios nos separe.

Hace tiempo quiero buscar,

en mi vida una compañera,

que quiera caminar conmigo,

el camino de mi vera;

tomados de la mano,

recorrer el destino,

que hasta ahora he dejado,

al darme por vencido.

Hoy conocí tu ser,

y pensé en ti de esa manera,

disfrutar veranos, y otoños,

inviernos, y primaveras;

pero si mi vida tuviera,

que vivir sin estar junto a ti,

aunque estés en la distancia,

te tendría junto a mí.

Tu recuerdo alumbrará,

la noche más oscura,

tu fortaleza será

la luz de mi luna;

mis lágrimas serán,

como el agua del verano,

alimentara las flores,

al recordar tus manos.

Pensaré en tu llamado,

pensare mis lagrimas enjugas,

porque tu recuerdo vivirá,

en tus besos, en tu dulzura;

pero si me aceptas a tu lado,

navegaré hasta el fin de los mares,

y luego caminaremos al horizonte,

hasta que Dios nos separe.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Mujer ajena

Mujer ajena

Volviste a hablarme

y a sonreír con destello,

para venir, y robarme,

toda mí tierra, y mí cielo.

Miré tus labios pintados

y vi no estabas tensa,

tanta vida, tanto sueños,

en tú bella despensa.

Que suerte tiene tú dueño

que al dormir a tú lado,

tiene tanta belleza,

a su cuerpo pegado.

Y pensé, ojala que bien te cuide

que te de mucho, mucho amor,

porque eres hermosa,

tierna eres como una flor.

Si descuidara este detalle

no queda duda, y razón,

yo le robaría de su vida,

tú precioso corazón.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

Solo el tiempo

Solo el tiempo

¿Por que no me puedo enamorar?

¿Por qué no siento deseo?

¿Por qué sufro si no te veo?

¿Por qué me dejaste de amar?

¿Por qué todo parece distinto?

¿Por qué la mañana es oscura?

¿Por que me invade esta locura?

¿Por qué el amanecer es rojo tinto?

Es por el gran dolor

de sentirme engañado,

por no tener tú amor

yo loco enamorado.

Para esto solo hay una cura

que remueva los cimientos,

de esta gran falta de ternura,

solo el tiempo, mucho tiempo.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

Feliz marinero

Feliz Marinero

No hace falta razón para que te escriba,

ni excusa para que te extrañe,
porque de pronto, y sin aparente razón,

espero tus llamadas, añoro tú sonrisa,

y se me consume el corazón.

Por eso, y por que estoy cansado de dormir solo,

de no tener con quien hablar,

de no poder confiar en alguien, de no poder amar,

espero con ansias tus palabras,

que a diario ahora, cruzan el mar.

No es sexo, lo que busco pues eso, se puede encontrar,

busco una compañera, en la que pueda confiar,

que se siente a mí lado, que me consuele, y me mime,
y con un beso me ponga a soñar,

que peine mis cabellos blancos, ¿Puedes ser tu, dime?

Todavía no se, si querrás eso, pero te digo desde ahora,

que no habrá noche en que no diga un te quiero,

o un amanecer sin que oigas, hola mí cielo,

porque en verdad tengo hambre de amor,

y detesto la indiferencia, que apaga la pasión.

Si eso es lo que buscabas, bueno ya lo hallaste,

si deseas espacio también lo tendrás,

no mucho pues los espacios tienden a hacerse grandes,

y después, nadie los puede cerrar,

yo no pido mucho, solo ternura, y que me ames.

Algo que nunca he tenido de quien he querido,

que nunca rechaces una caricia, ni me dejes sin calor,

lo demás es todo fácil, pues lo llamamos amor,
solo porque te necesito, te escribo esta canción,

porque no veo el día en que me des tú corazón.

Que estés a mí lado, y reírme, con un te quiero,

como las gaviotas, cuando al puerto suelen llegar;

se mí puerto, donde pueda en paz desembarcar,

y seré el más feliz, y orgulloso marinero,

que haya cruzado… que haya cruzado la mar.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor