No se si
sabes
cuanto te
necesito,
que no soy
especial
ni tampoco
bendito.
No se si
sabes que sufro
como
cualquiera,
que me
duele el corazón
aunque no
quiera.
Porque
recuerdo tus caricias
y tu cabeza
en mi pecho,
tu
respiración agitada
recostada
en mí lecho.
Recuerdo la
luz de tus ojos
de tigresa
en celo,
tu simpleza
al amar
que me
llevo al cielo.
Y por si no
sabias
que eres mi
vida,
la mujer de
mis días
guarda muy
bien esta poesía.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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