Mujer que regaló
mis días.
Le diré
muchas cosas,
mujer que
regaló mis días,
cuando me
diste el ser,
y el don de
la poesía.
Madre que
Dios me guarda,
porque sabe
mi necesidad,
de ver sus
cabellos blancos,
para tener
tranquilidad.
Hoy tu
corazón noble
ya no anda
agitado,
pero es
fuerte como el roble,
de un
bosque encantado.
Gracias por
existir,
por
abrazarme cada día,
aunque no
sea tan fuerte,
como
tiempos atrás hacías.
Solo tu
calor necesito,
solo tu
vida, en la mía,
usted bella
mujer,
que me
regaló mis días.
Hoy como a
cada rato,
corrigió
mis esquemas,
y yo su
hijo a cambio,
le regalo
este poema.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el
autor.
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