Baño de perlas

Baño de perlas

Tu piel trigueña, es suave y tierna,

es un deleite mirarte y verte,

cubierta bella, sobre tu pierna,

muy suave y sutil, al poseerte.

Es como si… en milagro divino,

tú sencilla y blanca bañera,

se llenara de perlas y con vino,

libraras tu alma prisionera.

Baño de perlas, mi mujer gitana,

baño de amores, también dulzura,

como no amarte, si a mi ventana,

llegó tu mensaje de amor, criatura.

Perla y riqueza, sinónima letra,

es al fin, aquel extraño sentir,  

como al visitar, la antigua Petra,

experiencia única, en el vivir.

Y por amarte, escribo poema,

porque tu voz, es para mi corazón,

ese sublime y esperado lema,

que en mi alma, convertí en canción.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

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Rosa de oro

Rosa de oro

Una vez, cuando te vi,

se movió mi corazón,

y en su centro yo sentí,

una profunda emoción.

Presumí, que hallé al amor,

presentí que eras un tesoro,

tus caricias tienen el valor,

de una dorada, flor de oro.

Se emocionó mi alma entera,

porque después, de tanto sufrir,

de sentirse prisionera,

tus besos la hicieron vivir.

Hoy no temo a la pobreza,

esa pobreza del sentir,

porque tengo la certeza,

de que tú, no me vas a herir.

Eres mi bella rosa de oro,

y por valiosa, yo te he de cuidar,

pues eres el ser, que tanto añoro,

y de mí nunca, nunca te han de llevar.

Autor: José Prado

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Camino al norte

Camino al norte

Una vez no supe, como era el amor, 

estuve sentado, pensando mucho,

lejos frente al mar, deploré mi dolor,

y busqué querer, en amores debiluchos.

Luego un día, después de tanto pensar,

busqué lejos, bien lejos aquel sentir,

que en mi tierra libre, no podía encontrar,

y fui al norte, en busca de un buen vivir.

Caminé por el hielo, de tu mano,

reí como nunca, sin desvelos,  

que importó… el frío inhumano,

ni el color gris, de aquellos cielos.

Fui feliz por fin, en tus brazos,

olvidé el sufrir frente al mar,

y entre mimos y abrazos,

encontré al fin, el buen amar.

Autor: José Prado

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Tu cabello blanco

Tu cabello blanco

Tu cabello blanco, como las nieves,

deja saber, de tu vasta experiencia,

no dices tienes, mas bien debes,

escuchar mis labios, con sapiencia,

porque hoy ya viejo, ya no temes,

descubrir con amor tu vivencia.

Tus manos dicen, más que tu boca,

que a veces tiembla sin querer,

cuando hablas y con ella tocas,

esos momentos que tú ser,

con mucho trabajo, a veces enfocas,

cuando hablas de mi madre, tu mujer.

                                                                                         

Siempre te he conocido fiel,

nunca mi madre, quejose de tu trato,

y es que llevas, en tu dañada piel,

todavía ese, respetuoso acato,

por mi madre, que recuerdas como miel,

y que tú casa llenas, con retratos.

Gracias mi Dios, por conservarte,

porque aún tengo tu compañía,

así mi viejo he de guardarte,

pues eres para mi, de mucha valía,

siempre, siempre he de recordarte,

te juro hoy, todos… todos mis días.

Autor: José Prado

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Cuando alimentas al amor

Cuando alimentas al amor

Es a veces, cuando a solas estamos,

que me doy cuenta, que alimentas mi amor,

cuando de pronto, fieros nos amamos,

y reventamos del fuego, su ardor.

Tus dedos guardan, mis deseos humanos,

en tus palmas, tranquilas y sin rubor,

nacen las razones, que en tus manos,

destapan mis ganas de besos, sin temor.

Tienes luz en tus manos, mujer Diosa,

eres el fuego de mí sentir, mujer,

que ilumina todo, mi loco encuadre.

Con esa manera maravillosa,

con que alimentas, mi alma con el querer,

de tierna mujer, con alma de madre.

Autor: José Prado

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Déjame escribir, poemas de amor

Déjame escribir, poemas de amor

Hoy me sentaré a escribir, poemas de amor,

y dejaré escapar, mi pensamiento,

en sinfonía de letras, con ardor,

ternura, candor, también sentimiento.

Déjame hacerlo, mujer por favor,

en el habrá, un dulce requerimiento,

la confianza libre, del cierto candor,

de un sentir, que borrará el sufrimiento.

Pues cuando se llenen de luz, mis letras,

cuando nazcan por amor, mis cuartetas,

hallarás ternura, que no acabará.

Es la mina del querer infinita,

es… es la misma dulzura descrita,

en versos que tu alma, no olvidará.

Autor: José Prado

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Amanecer lejano

Amanecer lejano

Nace el sol con desenfreno,

con esa fuerza, con ese calor,

que llena a este corazón, antes ajeno,

con este inexplicable amor,

que hace mí sentimiento, fiero y pleno,

pero también, tierno como una flor.

Amanecer lejano, de tu cuerpo bello,

lejano del calor de tu tersa piel,

de tus ojos negros, que son el destello,

para este hombre, tu amante fiel,

que sufre por no poseer aquello,

que al no tenerlo, mi vida convierte en hiel.

Amanecer lejano, aún tengo esperanza,

de que la tundra fría y lejana,

me regalará tu ser, con la templanza,

de un nuevo y bello mañana, 

que acabará mi triste añoranza,

con tus besos y tu alma cercana.

Ya mismo tu cuerpo estará, aquí en mis manos,

y ya no habrán más nunca, amaneceres lejanos.

Autor: José Prado

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