Lo que me importa del amor

 
Lo que me importa del amor.

Del amor, no me importa lo carnal,
menos aún su vana osadía,
esa que en un romántico día,
puede dejar, felicidad parcial,
para mí lo único y principal,
es que junto al calor de piel,
haya una mano franca y fiel,
que me ayude, a forjar futuro,
a borrar lo negro, lo oscuro,
para que mi alma, sepa a miel.

Autor: José Prado
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Deseo, sueño y fantasías

Deseo, sueño y fantasías.

Déjame verte caminar, desnuda por mi casa,

déjame ver tu cuerpo, de todas formas,

déjame disfrutar, el calor que me abrasa,

y hacerte el amor, con pasión sin reformas.

Quiero admirar, tus bellas caderas,

tú cóncavo, delicado y sensual,

quiero rodearte de enredaderas,

y que nuestro sentir, sea todo sexual.

Quiero tocarte, mi dulce guitarra,

quiero con furia poder desatar,

esas ganas, que tu miedo amarra,

y en orgasmo cruento, pueda terminar.

Quiero sentir, tu fogosa mirada,

que tus manos, acaricien mi piel,

y entre besos jadeantes, mi amada,

sentir de tus labios, su sabor a miel.

Déjame amarte mujer, con delirio,

déjame cumplir, mi sueño enamorado,

porque desearte así, es un martirio,

para un corazón, por amor apasionado.

Autor: José Prado

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Olor de Diosa

Olor de Diosa

Si te pudiera escribir un verso,

si de mi alma naciera un alhelí,

si todo el amor del universo,

en mis letras, pudiera dejarte a ti.

¿Como te llamaría mujer hermosa?

¿Como describir en nombre mi sentir?

te llamaría… te llamaría: Olor de Diosa,

mujer de fuego, que me hace hervir.

Déjame hoy aspirar tu cabello,

déjame tocar tu piel de seda,

quiero hacerte el amor y en ello,

recorrer del amor, toda su vereda.

Déjame escribirte, déjame añorar,

déjame describir, en versos mi sueño,

déjame Dios mío poderla amar,

y ser de su alma, el único dueño.

Y cuando parta ya de esta vida,

hazme recordar todos sus momentos,

pues yo no quiero mas despedida,

que su figura, aliviando mis tormentos.

Autor: José Prado

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Mi maja desnuda

Mi maja desnuda

Entre hojas de tejido te ocultas,

trigueña de negra cabellera,

mis ojos con tu belleza insultas,

tu mirada es, estrella mañanera,

a mi corazón dulzura resultas,

pues de mi canoa eres, experta remera.

Tu cuerpo es guitarra cantora,

tus pechos son, dualidad de rosas,

tu vientre excita pasiones que otrora,

llenaban de sexo a las mariposas,

que en mi corazón, de hombre a deshora,

llenaban de pasión, y ansias venturosas.

Tus muslos fuertes y arrogantes,

mi maja desnuda, de blanca piel,

se mueven con espasmos amantes,

marinos movimientos de tu bajel,

tus gemidos son, vientos altisonantes,

guía de amor, para este marino fiel.

Se queda muda, hasta la aurora,

cóncavos y convexos encallan,

los besos nuestras bocas devora,

y de miedo los lobos se callan,

nuestros vientres a una y sin demora,

en fiera erupción de amor, estallan.

Bella maja desnuda de blanca piel,

tu vientre es dulce, dulce como la miel.

Autor: José Prado

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Buscando mi perdido camino

Buscando mi perdido camino

Por desierto de hielo, fue mi vida,

buscando un camino curvo, borrado,

mirada fija, en la nieve rendida,

que aquel mi camino, hubo ocultado.

Pasaron las horas, mi alma sentida,

huyó al ocaso triste, desolado,

a mi lado, tranquilidad perdida,

y en mi pecho, un corazón destrozado.

Helose la sangre roja, en mis venas,

ya no hubo mas ruido, ni verbenas,

porque aquel mi camino, se perdió.

Entonces volví, anduve por el hielo,

seguí mi camino, negro mi cielo,

dándome cuenta, que el sueño de amar partió.

Autor: José Prado

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Mirando a los delfines

Mirando a los delfines.

Cuándo miro a los delfines,
con su feliz vida en la mar,
recuerdo mis momentos felices,
cuándo tenía... cuándo tenía tu amar.

Te pienso sentada, recordando,

aquellos momentos de amor,

mis manos, tu cuerpo acariciando,

porque entre nosotros, no quedó rencor.

Y yo lejos, en la oscuridad de mi cuarto,

con ganas de besar tus rojos labios,

de la soledad ya… ya estoy harto,

de ella si y de sus resabios.

Por eso voy a mirar los delfines,

y en el puente, me siento a recordar,

me quito los calcetines,

y a veces solo a veces, me pongo a llorar.

Autor: José Prado

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Nuestra canción

Nuestra canción

Te encontré, como dice la canción,

eras una flor marchita y desolada,

y te cuidé con todo mi corazón,

incluso… incluso en mi madrugada.

Disfruté contigo mis momentos,

mis risas y mis lágrimas de dolor,

pero siempre, en mis sentimientos,

fuiste… fuiste bella, porque eras mi flor.

Llegó hoy, el tiempo de amargura,

ese que siempre llega sin avisar,

pero ya no estas, a mi lado criatura,

y hoy… hoy ya no te puedo cuidar.

Miro mi cama vacía, a veces sin querer,

y recuerdo tu espalda tibia y tersa,

esa que en las noches, calentaba mi ser,

y siento… siento que la vida es perversa.

No se si te volveré a ver, mi pálida rosa,

menos aún, si volveré a estar en tu corazón,

pero hoy mi noche es, tenebrosa,

y escribo… escribo esta triste canción.

Ya en otoñal retirada, quizás no te vuelva a tener,

pero siempre cuando llores, mira al cielo,

allí entre la luna y las estrellas, bella flor mujer,

oirás nuestra canción, y se aliviará tu desvelo.

Autor: José Prado

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