Sunday, May 3, 2015

Deseos escondidos






Deseos escondidos

Una vez miré tu figura, era delicada,
hasta frágil parecía tu presencia,
era como aquella madrugada,
que el sol debilita con insistencia,
parecía tan débil tu mirada,
no temía, era linda tu inocencia.

Un día, sin entenderlo, de improviso,
tropezaron nuestros ojos,
con ese chocar sin aviso,
como mueve el viento los abrojos,
se movió al aire tu pelo rizo,
y se llenó mi corazón de antojos.

Nos besamos de a poquito,
encendiéndose la llama,
te apreté suave, despacito,
como se hace a una dama,
sin conocer del gran apetito,
con que luego, amamos en la cama.

No quisiste mimos, ni delicadeza,
eras como una fiera apresada,
esas salvajes felinas leonesas,
que viven y cazan en la sabana,
hube de comer en tu despensa,
hasta el clarear de la mañana.

Arrancados los vestidos,
presos de piel y sudor,
nos amamos embebidos,
de placer ardiente y dolor,
con los deseos escondidos,
en tu vientre y corazón.

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA

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